SE NECESITA UN EVANGELIO DE PAZ
EN SIRIA
Joseph O. Prewitt Díaz
1 de septiembre 2013
Todo lo que ocurre sobre la fas
de la tierra es parte del gran plan magistral de Nuestro Señor su Hijo
Jesucristo, quien con su sangre compro mi salvación y el espíritu Santo. En momentos de confusión e injusticia, el
mundo se pone tenso y los gobiernos comienzan a buscar formas de calmar al
pueblo. Nosotros sabemos lo que esta ocurriendo, por las noticias que nos
provee la Palabra. Es nuestra
responsabilidad convertirnos en pacificadores. Ante tan gran cataclismo, orar
para mantener la calma, y compartir con todos, no importa su tono o acción: “Sea la paz”.
En estos momentos se desmaya
Damasco, todos huyen por la violencia sistemática del Presidente Assad y sus
secuaces. Los emigrantes a cruzar la frontera hacia Jordán, Líbano y Turquía
tiemblan de horror, la angustia los agobia. Se siente el dolor de los recién
llegados, como si fueran los dolores una
mujer que esta de parto (Jeremías 50:24).
Damasco cuidad alabada, es
testigo de los jóvenes muertos en las plazas,
las mujeres los niños y niñas y los ancianos y ancianas victimizados por
el gas Sarín, que aparece silenciosamente tronchando la vida de los no-combatientes.
Ahí que prestar atención a Jeremías (50: 23-27) cuando advierte a sus
gobernantes de la furia de Dios, cuando baje del cielo fuego que queme los
muros en derredor a la ciudad y destruya el palacio presidencial.
Ahí que pedirle cuentas al
Presidente Assad. Con la esperanza de
que traiga el apresto, la Palabra de Cristo en su corazón,
donde el Presidente Assad y sus seguidores, sientan espiritualmente una
irradiación divina de paz porque lo interno de ellos, que es lo que vale para
Cristo, tiene paz. (Efesios 6:15)
Jesucristo se manifiesta ante la
situación con un evangelio de paz. Estos días son muy interesantes los países
que tradicionalmente son aliados se confrontan con la definición de una manera
de ayudar a los no-combatientes en Siria. Cuando se han enfrentado a esta
situación con una perspectiva de paz, se comienzan a definir soluciones
pacificas, la inquietud se reduce, ahí que tomar tiempo para llegar a una lista
de posibles acciones. Porque su no tienen paz en las jornadas de deliberación
tampoco tendrán la victoria.
Inglaterra ha decidido no
atacar, el Presidente de los Estados Unidos esta reconsiderando su postura y ha
comenzado una consulta. Australia se
abstiene de atacar a Siria.
En lo que concierne a nosotros, como hijos e hijas
de Dios, amantes de la paz debemos siempre estar consientes, que Jesucristo nos
instruye a amar a nuestros enemigos, a bendecir a los que nos maldicen, y haced
bien a los que nos aborrecen (Mateo 5:44).
Debemos seguir vigilantes y orar por los habitantes
de Siria y por sus gobernantes. El espíritu de Jehova el Señor esta sobre la
población. Confiamos en que llegara la restauración a las ciudades arruinadas
(Isaías 61:4)
Escuchamos sobre los estruendos de los cañones,
misiles y propaganda soez a Jesucristo diciendo “Bienaventurado los
pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios”. (Mateo 5:9)
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